martes, 25 de febrero de 2014

Una y otra vez

Una y otra vez todo lo que decía me recordaba a él. Todo lo que hacía me recordaba a él. Siempre pensando en él.

Una y otra vez suplicando por volver a verle, por volver a encontrarnos. Pidiendo que el destino nos volviera a reunir. Suspiraba por él a cada instante.

Una y otra vez intentaba buscar distracciones, pero solo él podía librarme de esta locura. Él era el único que tenía la capacidad de salvarme de este abismo al que no le encontraba fondo. Tan solo él era capaz de encender esta cueva sin interruptor.

Una y otra vez luchaba por apartarle de mis pensamientos, pero era incapaz. Todo me sabía a él. Necesitaba volver a verle, volver a ver sus ojos, su cara, su cuerpo. No podía seguir así mucho más tiempo.




Una y otra vez me repetía que debía aguantar, que tenía que resistir. Pero era difícil. Me levantaba por las mañanas y entre la avalancha de ideas aparecía, inevitablemente, su dulce rostro. Le sentía conmigo a cada momento.

Una y otra vez su presencia por las noches era la que me ayudaba a dormir. Yo sabía que el único lugar donde le encontraría, tan solo con desearlo, era en mis sueños.

Una y otra vez anhelaba fugarme y desaparecer para encontrarle y perderme, para tenerle y abrazarle, para verle y besarle.


"Te sigo por el aire como una brizna de hierba"

jueves, 20 de febrero de 2014

Sssh...

Lo hemos intentado. 
Tú, yo. 
Yo, tú. 
Da igual, somos dos caras de la misma moneda, pero que no sabe mantenerse en pie. 
No existe equilibrio.

¿No será mejor realizar un corte transversal? 
Si no lo haces tú, lo haré yo. 
Perdóname. Ya no tiene remedio.

Prefiero que no intentes detenerlo. Ya está hecho. Ya tomé otro camino.




Esto es lo que colma mi vaso. Ahora lo sé. 
Dudé, te pregunté. 
Tú lo dudaste. No supimos qué hacer.

Es el momento de despedirse. 
Hasta pronto. 
Es mejor así, aunque quizá nunca lo llegues a comprender.



"Hasta el agua, convenientemente mezclada, reacciona"

martes, 18 de febrero de 2014

Miedo

—Tengo miedo.

—¿Miedo?

—Sí, miedo.

—¿Por qué? ¿De qué? No te preocupes, yo estoy contigo.

—Por eso mismo.



—Perdona, no te entiendo. Ahora me dirás que soy yo quien te da miedo, ¿no?

—No, te diré que me da miedo que no estés.


"Camino por tu cielo azul y me quedo en el rincón del corazón donde todas las noches velo tus sueños, donde cada palpitación es un beso eterno"