domingo, 14 de junio de 2015

Guardianes de la noche

Un cosquilleo, un calor que te sube recorriéndote las entrañas. Cierras los ojos y por un instante lo sientes otra vez. Sonríes y piensas: «¿A eso es a lo que llaman “amor a primera vista”?»

Lo recuerdas, mientras vas cómodamente sentada en la parte de atrás del búho, y te tiemblan las manos, se te disparan los latidos. La ilusión de volver a encontrártele, te asalta.


Imágenes de aquella noche bailan en tu cabeza y el escalofrío de su dedo llamando en tu espalda. Resuelta la duda horaria, acabamos de pie en mitad del autobús contándonos mil historias como si nos conociéramos de toda la vida, pero el tiempo no corría a nuestro favor. Las risas. Los miedos. El destino que nos cruza y nos ata, una y otra vez. Era demasiado tarde para escaparse, ya no queríamos separarnos.

Llegar a casa y despertar, y a cada hora recordarle. Un haz de luz cruza tu mirada y una sonrisa tonta se te dibuja en la cara, deseando volver a verle para que te haga vibrar como solo él ha sabido. Cuentas los minutos, aun sabiendo que solo nuestras brújulas conocían el rumbo, solo nuestro amor dibujaría los senderos.


"Deberías saber que si piensas besarme, (im)pedírtelo no entra en mis planes"


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