domingo, 28 de junio de 2015

Lluvia de lava

Los ojos te empiezan a hervir como dos volcanes y no recuerdas tu nombre ni sabes cómo te llaman. Por dentro, ardes en llamas, sientes un fuego recorrerte las entrañas. Sube por tu interior y te arde la cara.

Entonces pequeños ríos de lava, comandados por una gota brillante y preciosa comienzan a abrirse camino entre tus pestañas. Van dejando su huella, van haciendo su marca. Que quien pase por allí su mano sepa que una vez ese territorio se inundó, que quien lo acaricie sienta que sufrió.


Y las gotas de la lluvia de lava tocaron su último destino cuando perdieron tierra y el vacio de tu cuello se abrió ante ellas. Resbalaron inevitablemente y te fundieron la ropa. Intentaste detener su marcha, pero te quemaste las manos, porque ahora el volcán se ha despertado y tiene hambre. Ahora bramará su desdicha y no volverá a encontrar la paz ni a conciliar el sueño.


"Esperar lluvia en verano, y que solo lleguen tormentas"

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