Empezó a haber un olor nauseabundo en el ambiente y sentí como un sudor frío rozaba mi nuca y me resbalaba por la espalda. Llegado a este punto de total oscuridad del pasadizo, sin saber lo que me aguardaba nada más doblar la esquina, una linterna sin pilas en una mano y el corazón en la otra decidí que era el momento de regresar.
Pero algo en mi
interior me dijo que debía seguir adelante, quizá mi espíritu aventurero, quizá
mi irrefrenable curiosidad, y aún poniendo en duda mis posibilidades de salir con vida de allí y sopesando la situación, cambié de idea y seguí adentrándome
cada vez más en aquel lugar desconocido para mí.
"La vida es más sencilla de lo que la hacemos"
ResponderEliminarNo lo dudes lo más mínimo. No se puede vivir con miedo. Y menos, miedo a olvidar y vivir un nuevo amanecer.
Muchas gracias por tus comentarios!Lo cierto es que me encantan... siempre sacan a la luz ideas que estaban ahí, pero que muchas veces ni yo veía.
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