No puedo estar más de dos días sin verle, pues comienzo a echarle de menos. Como mucho podría vivir sin él una semana, pero no creo que fuera capaz de aguantar mucho más. Siento que es la vitamina que me falta por las mañanas; entonces, salgo de casa y veo como crea una vez más ese bello cielo que me quita el aliento y me dibuja una sonrisa en la cara, cada día diferente, cada día único.
Unas veces está
más lejos, otras más cerca, pero sé que siempre está ahí y eso me consuela. A
veces, entre nubes de tormenta y tan solo sus rayos me saludan al amanecer o
cuando atardece. Otras veces, está tan presente que casi puedo tocarle, tanto
que siento como su calor invade mi interior.
En cambio cuando
no está, sobrevivo, tengo frío. De vez en cuando, parece estar loco, porque
viene a verme mientras hace viento o llueve; aunque tengo que reconocer que es
cuando más me gusta, pues pinta mi cielo de preciosos colores.
Cálida. Como el sol del titulo, el de la foto también, quizá sea casualidad que aparezca como nombre de tu blog. Resulta esta actualización cálida para cualquiera que la lea.
ResponderEliminarBien escrito, oda al cariño. Can la vitalidad del amanecer.
El lector desearía seguro al leer estas líneas ser el motivo de ellas, dado que rara vez se puede ver con tal claridad una descripción de un amor verdadero. Dichoso sea si existe en la realidad.
Cualquiera que lo haya sentido, no podrá evitar estremecerse al leerte. Dado que no podrá por un momento evitar recordar esa ilusión, la emoción de sentirse querido.
Realmente bonito, realmente inspirado, enhorabuena. Sigue así y si tienes esa suerte, bien lo dices, disfruta de tu sol.