martes, 12 de febrero de 2013

El sitio de mi recreo

Empezó siendo un parque más. Tengo el vago recuerdo de los niños del barrio jugando, cercanos a sus madres y abuelos, los perros, protección, diversión, inocencia. Me llevaban en primavera y guardo un bonito recuerdo de aquel lugar. Siempre tan natural, tan lleno de vida.

Pero, un día, no sé bien por qué, desapareció. Simplemente era como si ya no estuviese allí, como si lo hubieran trasladado a otro lugar. Al dejar de entrar con frecuencia, aquella verja enarbolada no me permitía ver más allá.




No sé dónde ha estado todo este tiempo, solo sé que un día le reencontré y que ahora no hay día que no piense en él. Le veo al final de la calle y todas esas imágenes vuelven a mí en un torrente de recuerdos. Pero ahora le veo diferente. Ahora le miro desde arriba, pues veo por encima de esa verja, y siempre me gusta recordar el tiempo aquel en el que me parecía tan alta que nunca me planteaba el superarla.

En estos tiempos que corren, o más bien vuelan, ese parquecito se ha convertido en un remanso de paz, en el que te dan ganas de quedarte plácidamente sentado en un banco leyendo un libro o escuchando el trino de los pájaros.


"No sé quién cayó antes, pero ya nos teníamos y no podíamos dejarnos escapar, o nos perderíamos para siempre"

lunes, 11 de febrero de 2013

Nirvana

Subí deprisa, una gran curiosidad me invadía. Necesitaba saber cómo sería aquello, cómo se vería todo desde allí. Me senté en la hierba fresca apoyando mi espalda en el tronco de un majestuoso árbol y mirando la inmensidad del horizonte, me sentí tan sola que todo lo demás desapareció. De repente mi mente se quedó en blanco. Fue una bella sensación que consiguió poner en orden mis ideas. Al bajar me había convertido en otra persona.


Todas mis dudas y temores se despejaron. Tenía el alma en paz y el espíritu tranquilo. No sabía cuánto tiempo iba a durar esta sensación ni si se repetiría. Nunca me había sentido así y, quizá no me volviera a sentir así nunca.





Por tanto, decidí sacarle el máximo partido y aprovechar este estado de mi nueva religión para extraer de mí todo aquello que no me pertenecía, pues ahora era una persona diferente. Así, adquirí todos esos aspectos de mi nueva personalidad que favorecían esta especie de trance del que no deseaba salir.



"Esa sensación de respirar, y creer que el mundo es tuyo y nadie te va a poder parar"