Salir a la calle
y comprobar que aún hay esperanzas, pero que se ven truncadas por otros
detalles. Detalles que ahora no deberían tener importancia y que lo llenan
todo. Detalles que rompen esa maldita felicidad. Que no puedo apartar de mí,
aunque debiera. Que me oprimen y me bloquean y sacan lo peor de mí. Pierdo los
papeles, contengo la respiración, calmo la voz, enfrío la mente y vuelvo a
empezar una vez más hasta que alguien se canse.
Debería
reaccionar, debería hablar, debería expresar lo que siento. Quisiera poder
hacerlo, pero no encuentro el momento. Quizá me falte decisión, quizá
confianza. Podría tener algo en lo que apoyarme que me sirviera para saltar, pero
no encuentro nada. Es difícil utilizar las palabras correctas, poner los signos
de puntuación donde se debe y conseguir que, a la primera, la frase tenga
sentido.
¿Encontraré la
manera de hacerlo algún día?
¿Será tarde?