Te miras en el
espejo, un día cualquiera, no sabes la hora ni te importa. Aunque no hayas vivido tanto, ha dejado de importarte. Persigues fantasmas que no existen. Una y mil
ideas rondan por tu cabeza. Ya no sabes que pensar, parece que eres tú el que
lo hace todo mal. El que siempre tiene la culpa, al que hacen llorar. Te
sientes frustrado, no te reconoces. Por qué aparentemente es todo tan perfecto.
“Tú, maldito reflejo, ¿qué esperas de mí?
“Tú, maldito reflejo, ¿qué esperas de mí?
No hay nada ya
que pueda hacer. Soy tu doble de carne y hueso, que juega por ti en este mundo
irreal de sueños atrapados y mentiras libertinas. A quién puede importarle eso
ahora. Quizá no sea lo suficientemente bueno, pero aquí estoy. No conozco otra
manera y he de sobrevivir, por mucho que me cueste no me queda otro remedio.
Debo buscar la mejor táctica para sortear los obstáculos. La forma más rápida y
la menos costosa. No tengo otra alternativa que continuar con paso firme y
expresión decidida. Lo siento, pero no sé de otra vía para avanzar.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario