He llorado y
lloro y seguiré llorando. He llorado tantas veces que ya hasta perdí la cuenta.
Mas llorar siempre es bueno. Quizá sea porque me guste sacarle el lado positivo
a esta dura vida pero, siendo así o no, llorar me parece una verdadera
liberación.
He llorado cuando
he estado triste o cuando alguien lo estaba, cuando me ha dolido un golpe o he
sentido rabia. He llorado para descargar tensiones y, así, recuperar mi cordura
y mi calma. También se me han saltado las lágrimas entre risas o con un buen
libro o una buena película.
Pero, mi gran
duda es ¿cuándo he llorado de alegría?
Cuándo he
recibido tal sorpresa o he visto a una persona que me haya hecho llorar, pero
de alegría. Intento recordar algo que haya conseguido desbordar mi corazón, de
forma que no me haya quedado más remedio que llorar con una sonrisa de oreja a
oreja dibujada en la cara.
Y no encuentro
ese recuerdo, no lo encuentro.