domingo, 22 de septiembre de 2013

Sol de invierno

Sol de invierno me das frío.
Tu antaño calor ya no siento.
Hace estragos la tormenta,
pero, ¿estás muerto?




Sé que te puedo revivir,
mas por ahora no debo.
Tengo miedo de no saber
si eres el mismo o estás lejos.

Mis sospechas se recubren
de certezas y te pierdo.
Te abres entre nubes grises
de pálido y caramelo.





"Como un pajarillo posado en los cables de alta tensión"

lunes, 16 de septiembre de 2013

Flechazo de madrugada

Es cierto todo lo que dicen acerca del amor. Para empezar, tú ya te has fijado en esa persona antes y desde tu privilegiada posición podías haberla observado, pero simplemente la viste y pensaste: “inalcanzable”.

Ya la habías olvidado cuando, de repente, se te presenta la ocasión de conocerla, de hablar con ella. No eres capaz de mover un músculo, mas en cuanto reaccionas deseas que la tierra te trague para que nadie te obligue a intercambiar ni siquiera una palabra con él.

Al mirarle en la distancia te parece muy guapo y alguien bromea con la típica frase del tipo “¿qué pasa, te da vergüenza?”. Entonces comienzas a reír, en un tira y afloja con la persona que te quiere llevar ante él y el calor del grupo del que no deseas separarte. Sientes como un color bermellón se apodera de tus mejillas y para que nadie se dé cuenta, acabas siguiendo con resignación a quien ya le conoce.

Cuando llegas al punto de encuentro te alegras al superar la primera toma de contacto: las pertinentes presentaciones y un fugaz beso en cada mejilla. Les dejas hablar y tú absurdamente piensas que la situación se va a mantener así todo el tiempo. Ellos hablan, tú escuchas. Mientras, aprovechas para mirarle más detalladamente, a la vez que cruza alguna mirada contigo. De momento, es como si nada hubiera cambiado, simplemente ahora le tienes más cerca.




Y entonces llega el esquivado momento, te hace una pregunta que te resulta ambigua y tu mente se bloquea. Se te hace un nudo en la garganta, casi no puedes respirar. No sabes qué decir, pero sabes que es tu turno, así que décimas de segundo después sueltas lo primero que se te pasa por la cabeza. Esa es la clave, ya has explotado. Aquello comienza a rodar. Sigues temblando, pero comienzas a cazar las mariposas que revolotean en tu estómago.

Él sonríe y te reformula la pregunta. A partir de ahí la conversación remonta pudiéndose definir de breve pero intensa. De esta manera, comienzas a guardar detalles en tu mente: algo más alto que tú, moreno, pelo de punta, rasgos ligeramente endurecidos y, algo que te sorprende sobremanera, sus ojos. Sus ojos negros y profundos que te miran como nadie antes lo había hecho. Ya no puedes dejar de mirarlos.

En ese instante, por tu mente pasan dos ideas: te estás enamorando, será verdad que él también. Tiene una mirada tan tierna y transparente que serías capaz de pasarte la vida perdida en ella. Todo en él es perfecto.

El problema aparece cuando debe marchar. Entonces comienzas a desear que la persona que te acompaña os deje a solas para poder desaparecer con él. A la hora de despedirte prefieres que no te dé dos besos ni mucho menos en la mejilla. Después solo encuentras dos opciones: la esperanza o el olvido.



"Eres la luz de vela que alumbra mi camino, la estrella que me guía, el fuego en el que deseo consumirme hasta ser cenizas"

viernes, 6 de septiembre de 2013

Añicos

El cristal de la ventana se hizo añicos. Una explosión de brillantes prismas multicolores. Mil pedazos saltaron en todas direcciones cubriendo el suelo de la habitación. Fue como una liberación. Respiré hondo, me miré el puño y no sentí nada. Solo vi la roja sangre que comenzaba a brotar de mis nudillos.



Una vez soltada toda la tensión acumulada, toda la furia, me relajé. Ahora solo tenía una misión: cumplir mi último deseo.



"Las fronteras las crea el hombre, no la naturaleza"