viernes, 6 de septiembre de 2013

Añicos

El cristal de la ventana se hizo añicos. Una explosión de brillantes prismas multicolores. Mil pedazos saltaron en todas direcciones cubriendo el suelo de la habitación. Fue como una liberación. Respiré hondo, me miré el puño y no sentí nada. Solo vi la roja sangre que comenzaba a brotar de mis nudillos.



Una vez soltada toda la tensión acumulada, toda la furia, me relajé. Ahora solo tenía una misión: cumplir mi último deseo.



"Las fronteras las crea el hombre, no la naturaleza"

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