Frustración.
Impotencia. Nada puedes hacer cuando quieres realizar mil sueños y no te
permiten moverte. Si huir no es una opción, lo único que se puede pedir es que
te dejen en paz dentro de tu urna de cristal.
Necesitas tiempo
y espacio para poner en orden tus ideas, para encontrar la manera de salirte
con la tuya. Pero no es tan fácil. Hay demasiados obstáculos obstruyendo tu
camino. Tendrás que superarlos uno a uno, derribarlos uno a uno, hasta que solo
quedéis tú y la llanura.
La llanura de tu
libertad. Por la que podrás correr como un potro salvaje. Sin miedo a nada, sin
sentir dolor, sin caer en trampas. Tan solo siendo tú mismo. En total armonía
con el mundo y con la vida.
Tú serás el dueño
de tus decisiones y el responsable de tus actos. Deberás ser fuerte, valiente y
compasivo. Leal, sincero y amable. Nadie estará por encima de ti. Tus
sentencias serán máximas y forjarás tus principios con el sudor de tu frente.
Establecerás tus prioridades a partir de los hechos y buscarás el pragmatismo
en cada una de tus acciones.
Hasta que un día, tarde ya para pararte los pies, perderás el rumbo y te volverás corrupto, astuto y despiadado. Cobarde, ocioso y prepotente. Tu palabra será la ley que marcará días de odio y terror y el mundo te despreciará, te dará la espalda y te quedarás solo, por no haber sabido emplear tu tan ansiada libertad.