Como una bocanada de aire fresco,
se abalanzó contra mi pecho.
Dos finas telas nos separan
del contacto con la piel.
Aspiró fuerte y lento
robándome mi olor,
a cambio me dejó el suyo;
el de una tierra en flor.
Flotaba como hojas caídas
en el estanque,
brillaba como las mañanas
a la orilla del mar.
Un beso en la mejilla
que nos supo a poco,
y un torrente de palabras
que no dejaba de salir.
Su boca buscó el freno
y lo encontró en mí.
Yo soy su obstáculo,
su destino y su fin.
su destino y su fin.
"—¿Sientes el latir de mi
corazón?
—Sí.
—Cuando me has besado se ha parado y ha comenzado a latir por ti."
—Cuando me has besado se ha parado y ha comenzado a latir por ti."
