lunes, 15 de abril de 2013

Casualidad

Dejo volar mi mente, mi imaginación y me veo en otros mundos, viviendo otras vidas. ¿Qué sentido tendría ahora el retroceder y volver a permitir que el destino te vuelva a colocar en un sitio, en tu sitio? Ese que nos toca por casualidad, ese que no elegimos. En el cual nos encontramos en cuanto inspiramos por vez primera. Del que probablemente no nos movamos en algún tiempo o quizá en toda nuestra vida.

Siempre que nos paramos a pensarlo nos parece algo tan abstracto y tan lejano; tan grande, que no podemos abarcarlo. Nuestra pequeña cabecita es incapaz de hacerse, ni siquiera, una idea aproximada de lo que ocurrió en aquel instante en el que la casualidad decidió situar nuestra existencia en ese preciso paralelo.




No somos conscientes de la relevancia que ello tiene hasta que alguien te lo comenta, preguntándote: “¿Has pensado alguna vez en ello?” Tú te quedas con una expresión absurda mientras intentas asimilarlo, y te dices: “¿Por qué he nacido aquí?”

Pasado un tiempo quizá te rías y pienses qué le habré hecho yo a la diosa Fortuna para que me hiciera comenzar aquí y en ese momento mi vida; y siempre pensarás: “He tenido suerte, mucha suerte”. Incluso llegarás a plantearte el hecho de cuánta gente ha pensado en ello, pero no solo eso, sino cuánta gente no lo ha pensado nunca. Y concluirás que sería muy triste no hacerse nunca estas preguntas ni tantas otras que, seguramente, tienen respuesta, pero que aún no se la hemos encontrado.



"La vida que se pierde por vivir la propia"

No hay comentarios:

Publicar un comentario